miércoles, 17 de noviembre de 2010

No me temas: El viejo cuento de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, versión escandinava



1. ¿Cómo pasa sus días de vacaciones? Según mi familia, en Bolivia cuando tomamos vacaciones –si las relaciones contractuales vigentes contemplan tal exotismo, claro– las ocupamos con cosas que dejamos pendientes y/o nos buscamos otras para hacer, por lo cual es harto común oír “quiero tomarme unas vacaciones de mis vacaciones”. Pero al parecer, en países del autodenominado primero mundo como Dinamarca, están aburridos tan in extremis que se buscan otro tipo de entretenimientos.
2.  Por ejemplo, y hacia esto va la película de Kristian Levring (The Intended, The King is Alive, Et Skud fra Hjertet), ponerse en el equipo de pruebas de un nuevo antidepresivo –piensen lo que quieran, pero creo que por estos lares no andamos tan hastiados de la rutina y el encasillamiento como para ponernos voluntariamente de conejillos de indias; por dinero, quizás más de una/o, pero así por amor al arte (o respaldo al trabajo del cuñado), creo que nadie. Incluso en el diálogo referencial, el realizador pone que a la gente normal “no le interesa”. Más claro, un chorro del grifo.
3. Guionizada por Anders Thomas Jensen y el realizador, la historia de Mikael (Ulrich Thomsen) nos muestra en principio a una familia casi “Ingalls”, integrada también por Sigrid (Paprika Steen) y la hija de ambos, Selma (Emma Sehested Høeg). Frederik (Lars Brygmann) y su esposa Ellen (Stine Stengade), parientes políticos de Mikael, son otra familia de final feliz, aunque ella fue pareja del protagonista en el pasado.
4. A Mikael sólo le dicen que podría tener como efectos secundarios algunas cefaleas y alteraciones de la presión, por lo cual es necesario hacerle controles periódicos. “Bagatelas”, apunta risueña la médica que le controla su ritmo de alta y baja antes de que comience a tomar las cápsulas. Para hacerse más llevadero el asunto, Mikael decide que es bueno comenzar asimismo a escribir un diario.
5. De a poco los cambios se van notando en el personaje central. Primero ve a una agresiva joven reclamar por su asiento en la sala de espera para un chequeo y no hace nada; después, está en medio de una gresca entre los del grupo de control y sin mayor motivo, para sorpresa de su cuñado, le asesta tremendo piñazo a uno de los presentes. Luego este le dice que detendrán la investigación y Mikael afirma que ha dejado de tomar los comprimidos.
6. Su “otro yo” empieza a mostrarse cada vez más abierto. Como a la anciana alucinada por las anfetaminas de Requiem for a Dream ó al esquizofrénico Nicholson en The Shining, a Mikael la realidad se le trastoca y decide que ya es buen momento para poner en su lugar a Sigrid, quien poco menos que ha decidido todo lo trascendental en su vida desde que se conocen –o eso piensa él ahora. Y esto implica asimismo darse pie a otras transgresiones que no voy a ponerme a enumerar para no quitarles el gusto y la sorpresa.
7. Con un inicio algo lento, la cinta va tomando ritmo y se pone lindante con lo frenético hacia el final de los 95 minutos. La transformación es tal que realmente Mikael mete miedo y nos hace preguntar a cada momento cómo irá a terminar todo. No como el relato de Robert Louis Stevenson, eso sí, aunque quizás se le aproxime bastante.
IMAGEN: FILMINT.NU.

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