martes, 1 de mayo de 2012

Las coproducciones en los martes de cine español



Bajo el denominativo de “Un puente con Latinoamérica”, el mes Azul de los Martes de cine español está dedicado al cine hecho en Latinoamérica en coproducción con España. De acuerdo con el programa del ciclo, “estas películas tienen un valor añadido porque han permitido un intercambio entre guionistas, directores y actores españoles y latinoamericanos, mostrando así que las fronteras no siempre son sinónimo de separación. En estas producciones el talento de todos se ha fundido por una apuesta común: lograr una pieza que cautive al espectador”.

Este mes se inicia con La teta asustada, realizada por Claudia Llosa en 2009 y galardonada, entre otros reconocimientos, en el Festival de Berlín. Protagonizada por Magaly Solier (Fausta), muestra su afección por una dolencia que, según las creencias populares, se transmite por la leche materna de mujeres que fueron violadas durante la gestación en las épocas de Sendero Luminoso. La reseña de Beatriz Marín acota: «Fausta canta para conjurar su mal. Para ello utiliza su lengua materna, el quechua, que es el cordón que la ata a la teta de su madre. Una teta asustada que ella padece y que configura su desdibujada alma. Como otras mujeres con el mismo mal, Fausta introduce en su vagina un tubérculo, con el que espera producir rechazo en potenciales violadores, y se plantea la misión de dar sepultura al cuerpo de su madre, que guarda, como reliquia, en su propia habitación. […]
Aunque criticada por algunos sectores indigenistas peruanos, que acusan a Llosa de demasiado generalista y de presentar la cultura indígena como inferior, la película es sumamente valiosa por aspectos que van más allá de los desdichados episodios históricos. Por una parte, muestra el resultado de la violencia contra las mujeres como sinónimo de perder la vida. Por otra, expresa la respuesta en una forma poética y desgarrada, en la que no pareciera dar lugar a la esperanza. Doblemente despojada, Fausta sufre la violencia de los hombres y de la burguesía, en un doble juego de exterminio».

El 8 será el turno de Mal día para pescar, de Álvaro Brechner, ópera prima del director estrenada en 2009, basada en el cuento Jacob y el otro de Juan Carlos Onetti. Un oportunista y manager, Orsini (a) el Príncipe (Gary Piquer), viaja por Latinoamérica manejando a Jacob van Oppen (Jouko Ahola), ex campeón mundial de lucha libre sumido en el alcoholismo. El crítico Julio Vallejo analiza: «El joven cineasta recurre a las formas del western, aunque sus personajes sean de filme noir. La tragicómica historia de un luchador que conoció tiempos mejores y su manager, un vendedor de humo que se hace pasar por príncipe, parecen sacados de cualquier película norteamericana de los años cuarenta y cincuenta, aunque en su particular aventura también haya algo de la novela picaresca española. Al fin y al cabo, lo que venden es engaño: el peculiar representante amaña las peleas para contentar a su representado y poder ganar dinero con el que seguir tirando. Sin embargo, la continuación de esta farsa peligra cuando una joven de pueblo decide que no aceptará este peculiar circo. Dispuesta a cualquier cosa para conseguir el dinero para casarse, la chica ofrecerá como contrincante a su novio, una mole algo escasa de luces que parece estar en mejor forma que el viejo campeón».

Una que pasó por nuestras salas en su momento estará el 15: El método, del prolífico Marcelo Piñeyro, quien basó su película en la obra teatral El método Grönholm de Jordi Galcerán y la estrenó en 2005. Siete aspirantes a un alto puesto ejecutivo se presentan a una prueba de selección de personal para una empresa multinacional en un rascacielos. Desde ese instante, y en un clima de tensa competitividad, la inseguridad de los participantes se convertirá en miedo y dudas y estos a su vez en un estado de paranoia general. David García escribió:
«La película nos narra las diferentes pruebas que deberán pasar los aspirantes al puesto de trabajo para poder llegar a ser elegidos.
A través de diferentes arquetipos sociales (el pijo triunfador, el inseguro pelota, el cínico, la mujer calculadora...) se van desgranando diversas conductas, cómo cada uno de ellos recurre a sus particulares métodos para salir airoso y continuar adelante, aunque ello implique perjudicar a otro.
Todo ello implicará que los participantes, quien más y quien menos, se hallen constantemente en un juego de "deber ser", en el que lo que más importa es la apariencia y el quedar por encima del compañero y/o rival.
De cualquier modo, la verdadera personalidad siempre acabará aflorando, quizá con un mayor descontrol, sin dejar resquicio a los sentimentalismos».

El 22 se presentará la galardonada cinta de Adolfo Aristaraín, Martín (Hache), estrenada en 1997. En ella se narra el reencuentro entre Martín Echenique (Federico Luppi), un director de cine bonaerense radicado por dos décadas en Madrid y su hijo homónimo al que todos llaman Hache (Juan Diego Botto), quien tiene 19 años y vive en Buenos Aires, pero debe irse a vivir con su progenitor. Sobre ella expone Inmaculada de la Nogal Panero: «El director argentino plasma la falta de comunicación y la soledad de otro modo. Sus personajes están solos, aunque conviven con otros, porque hay distancias insalvables entre ellos. Sin embargo, ese aislamiento no surge tampoco del pudor a expresar los sentimientos, pues los personajes de Martín (Hache) desnudan el alma sin pudor. El problema es que el diálogo es sustituido por una serie de monólogos sucesivos o, lo que es aún peor, que el poder transformador de la palabra se emplea para herir o anular al otro.
La palabra adquiere una importancia enorme, tiene entidad, corporeidad. Las palabras construyen el mundo y en virtud de esa capacidad creadora de la realidad, son más reales que aquel que las pronuncia, pues los personajes son en la palabra. Asimismo, las palabras son el único instrumento de que disponen para luchar contra su propio caos interior y contra el desorden, no siempre aparente, que los rodea. Sin embargo, aunque el lenguaje humaniza, abre, paradójicamente, una brecha perpetua entre el ser humano y la felicidad primigenia».

Para cerrar el mes llegará El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella y estrenada en 2009, que se proyectará el 29. Benjamín (Ricardo Darín) se jubila de los juzgados y quiere iniciarse como escritor, para lo cual se nutrirá de sus vivencias. Pero decide ayudar a un conocido y se involucrará en una sarta de enredos, cooperado por sus amigos Irene (Soledad Villamil), de quien está enamorado, y Pablo (Guillermo Franchela), su socio en los tribunales. Adrián Massanet la define como una pieza excepcional: «Se trenzan, de manera magistral, una historia romántica y una historia criminal, que se alimentan y se repudian mutuamente, y el director se mueve entre ambos tonos como pez en el agua, sin perder jamás el control de la historia, capaz de armar la atmósfera precisa a cada momento, y dando muestras de un nervio narrativo inusitado. Los que ya la hayan visto recordarán un plano secuencia (lógicamente trucado, pero no por ello menos meritorio), que tiene lugar en un estadio de fútbol, que será el decorado de una persecución memorable. Pero es la excepción, porque despliega una elegancia y una contención que no aspiran a impresionar al espectador, sino a conmoverle.
Hay secuencias truculentas, otras muy tensas. Pero en ninguna de ellas Campanella se entrega a lo morboso ni a lo efectista, sino que persigue solamente la verdad y la emoción más primaria, más noble. Este cineasta se convierte, de manera incontestable, en un maestro del melodrama y del cine negro, de la ironía y de la convocatoria más sincera a las lágrimas que dentro de una sala de cine nos liberan del propio pasado, de los propios fantasmas, pues nos coloca un espejo, hermoso y libre, en el que desahogarnos y sentirnos vivos de nuevo».
Las entradas tienen un precio de Bs 10. Las funciones se inician a las 19:30.

IMÁGENES: INTERNET.

No hay comentarios:

Publicar un comentario