miércoles, 13 de junio de 2012

Las neurosis del inseguro jazzista se manifiestan en la Cinemateca Sur



Woody Allen es el protagonista del ciclo que se inicia este jueves 14 en la Cinemateca Sur. Heywood Allen Stewart Konigsberg nació en Brooklyn, Nueva York, en 1935. En 1978 le otorgaron el Óscar, pero él optó por no ir a la ceremonia y privilegiar su tradicional sesión de jazz de los lunes. Con tan solo 1,65 m de estatura, se ha convertido en uno de los cineastas más gigantes y prolíficos del globo.
El sexo, Dios, el amor, el judaísmo (corriente religiosa de sus padres, que se desconoce si Allen practica ó no) y la muerte, ya sea a través de la farsa, la comedia agridulce o el drama existencial, son los temas recurrentes en su extensa filmografía —más de 40 títulos como realizador. Tiene en su haber cinco premios de la Academia de Artes Cinematográficas (tres por Annie Hall: mejor guión original, mejor película y mejor director; uno por Hannah y sus hermanas, al mejor guión original; y uno por Medianoche en París, asimismo por mejor guión original), dos Globos de oro a mejor guión (La rosa púrpura de El Cairo y Medianoche en París) y el premio Donostia por su trayectoria, entre varios otros.
Serán cuatro funciones diarias, a las 15:00, 17:00, 19:30 y 21:30, en la Sala 16 del Mega Center.

Programa
Annie Hall (1977) se proyectará el jueves 14 y el miércoles 27. El crítico Javier Pulido expone: «Annie Hall reúne y depura las obsesiones que el director había encarado de manera más o menos tangencial en sus anteriores obras, dando forma a un molde del que se nutrirá la mayor parte de su filmografía posterior. Aún sin abandonar el terreno de la comedia (sigue siendo una de las películas más divertidas del director), Allen reflexiona sobre la muerte, el amor, la angustia existencial, el pesimismo vital o la frustración sexual, y no le duelen prendas en plasmar en forma de fotograma algunos de sus fantasmas personales, arrojando una visión absolutamente demoledora sobre sí mismo y, de paso, del resto de la humanidad. (…)
Annie Hall es una película inclasificable. ¿Se trata de una comedia agridulce, un drama con tintes cómicos o un divertimento formal con trasfondo trágico? A lo largo de su metraje asistimos al ascenso y caída de la relación de Alvy Singer, un comediante de clubs nocturnos consumido por sus inseguridades, y Annie Hall, una joven aspirante a cantante. (…)
Pero más allá de la ironía punzante presente en toda la película, Annie Hall es, sobre todo, una historia de amor, o mejor, una reflexión sobre el amor. A Allen ya no le bastan los monolíticos arquetipos de películas anteriores, sino que diseña unos personajes construidos de forma impecable (imposible no ver las semejanzas del personaje de Annie con Diane Keaton, excelente en su papel por otra parte) y los pone en el tablero para, sobre la práctica, intentar comprender el misterio de las relaciones de amor». Sugerimos darle una ojeada también al análisis de Susanna Farré.

Bananas (1971) estará en la sala el viernes 15 y el martes 26. En el sitio alohacriticon se dijo: «Uno de los títulos cómicos menos satisfactorios del gran Woody Allen. Al mismo tiempo que otea paródicamente sus propias congojas existenciales (con especial incidencia en su vida sexual), Allen se sirve de la fragilidad política de los paises sudamericanos para desplegar una sátira sobre las dictaduras y la revolución, aposentada en una serie desigual de viñetas humorísticas, que, en tono delirante, beben del slapstick, el absurdo y el surrealismo.
Algunas situaciones no resultan lo suficientemente logradas, empleando en ocasiones un slapstick trivial y unos diálogos de escasa inspiración, en especial cuando traslada la acción a San Marcos.
Lo más interesante son los diálogos surrealistas que mantiene con Louise Lasser (su esposa en la vida real, aunque por aquellos momentos ya divorciado) y sobre todo, el humor gestual del propio Woody Allen, quien sufre el asalto de un macarrilla interpretado por un joven Sylvester Stallone».

Take the money and run (Toma el dinero y corre, 1969) llegará el sábado 16 y el lunes 25. Roberto García refiere: «A pesar de sus escasos medios, y de tener algunos altibajos de guión, Toma el dinero y corre es una de las más divertidas y desenvueltas pelis de Allen, repleta de gags que vistos hoy, siguen resultado ocurrentes y adelantados a su tiempo (la película es del año 1969), y que a buen seguro, han servido a otras cintas posteriores que usaban este estilo de humor absurdo.
Toma el dinero y corre es película de ver con amigos, de esas con las que reír sin medida y recordar sus inspirados chistes. Una cima del humor disparatado y surrealista, menos refinada que otras comedias posteriores de Allen, aunque si mucho más liberada y gamberra y por ello más hilarante. Era la película que nos descubría a un excelente cómico, tanto en guiones, como en interpretación y creo que su trascendencia debería ser mayor, puesto que ha quedado ligeramente oculta y detractada tras y por el cine posterior del bueno de Woody.
Más allá de presentarnos a la figura de interpretativa de este pequeño judío de gafas de pasta y con pinta de perdedor, y de descubrirnos a un inteligentísimo guionista, Toma el dinero y corre, también nos destapaba a un director capaz de jugar con el lenguaje cinematográfico, y de exprimir al máximo su talento creativo en la mezcla de géneros, al narración en off y composición de secuencias en beneficio del humor, basándose, además, en el slapstick»
. Dénle asimismo una leída al estudio de José David Cáceres.

Midnight in Paris (Medianoche en París, 2011) se exhibe los domingos 17 y 24 de junio. Jon Ander Tomás apunta: «Woody Allen recupera la inspiración que parecía haber perdido. La genialidad del cineasta newyorkino queda impregnada en cada fotograma que recoge desde el primer minuto y en el que nos ofrece una grata degustación de sus lugares favoritos en París. Así, como si de un encantamiento se tratara, va introduciendo el público en su propia fantasía, alejándole de aquello que más le puede perturbar: sus propios problemas. De esta manera, deja aparcada su clásica introducción mediante los créditos insertados por corte a una leve sinfonía de imágenes y colores que van permeabilizando la alegoría del cineasta. La fotografía se va perfilando y la medianoche se acerca. El cuento está por comenzar. (…)
En Medianoche en París redescubrimos la sencilla inteligencia de Annie Hall o Manhattan, que parecía haberse evaporado con los años. El guión parte de una base de estructura clásica que va tomando fuerza mediante diálogos ágiles y distendidos, pero de forma aguda y profunda. Su alter ego vuelve a presentar las inquietudes existenciales e insatisfacciones vitales que denotan un gran espíritu de esperanza y confianza ante la condición humana. El espectador consigue elevarse del suelo y jugar junto al protagonista entre las palabras que conforman la complejidad de las conversaciones. Las mismas que otorgan un mayor nivel de profundidad hasta deshilachar la filosofía que el cineasta nos propone. De hecho su intensidad desemboca en la imposibilidad de abarcar la gran carga significativa de los diálogos, pues su rapidez no los permite degustar. Grandes cuestiones y planteamientos que son recogidos en bellas y contundentes frases, cuyo carácter efímero no permite exprimirlas en el sentido más estricto. Sin embargo, es completamente necesario. De lo contrario, el espectador no se quedaría fascinado en su perplejidad con una expresión a caballo entre la estupefaciencia y la felicidad».

La exquisita The purple rose of Cairo (La rosa púrpura de El Cairo, 1985) nos pintará el alma el lunes 18 y el sábado 23. Javier Oscar Chaffetelli comenta: «Me detengo a analizar en el film La rosa púrpura de El Cairo, al personaje que interpreta Mia Farrow. Cecilia es una persona real en un mundo real con carencias y limitaciones reales, tangibles e internas y también objetivos, aunque no está totalmente segura de qué quiere conseguir pero sabe de qué se aleja y quién trata de impedírselo; sabe a dónde va porque allí está la fuente de su ilusión y lo que realmente le ayudará a enfrentar los obstáculos que se le presenten, pues el autor sabe, que es así cómo comienza a nacer y darle vida a un personaje, pero en tal condición ella no sabe más que trabajar para sobrevivir y llevar dinero a su casa en la época de la depresión de los años 1930.  (…) Nosotros, los seres humanos, convivimos a cada minuto con las reales circunstancias y en interrelaciones sociales que se conjugan en potenciales roces o también llamados conflictos desde el punto de vista de la realización de ficciones (como los polos de tensión que crea la ficción), en esa convivencia veo que tarde o temprano la mayoría de nosotros en el paso  por esta vida, como seres ciclotímicos o coloridos camaleones, nos transformamos, según el caso, en víctimas o victimarios una y otra vez, pues nadie es tan bueno ni tan malo en el mundo real, y quizá por ello seamos seres relativos e imperfectos, pero de inmensa belleza por nuestra capacidad de elección, hasta en nuestras decisiones más erradas.  Esto Woody Allen lo sabe manejar a la hora de dirigir actores o confeccionar un guión lo que ha marcado su estilo de realización a lo largo de su carrera y en los diferentes géneros que adoptó o entremezclo en sus películas, pues, en el mundo real y la vida cotidiana cuando reina la confusión como en los escenarios de una guerra, casi siempre los seres reales sienten o piensan  con uñas y dientes (tangible o intangible) asegurarse su propio lugar, cuidando lo que tienen o han logrado, y en el mejor de los casos, ansiando deseosos lo ajeno y tratando casi siempre de escalar un peldaño más para sobrevivir, con eternos desacuerdos en contextos contaminados y donde la vida, y todo en ella, es frágil y temporal, y por las dudas como poniendo puntos a las ies, a veces nosotros decoramos nuestro andar con acciones o dichos de solidaridad, por si realmente existe el más allá y un creador, otros criticamos o pisamos despectivos esas creencias y ese actuar y algunos de nosotros pasamos por la vida haciendo el mal o haciendo el bien y sin saber por qué. Y así descubrimos que en las ficciones cinematográficas bien realizadas los personajes se mueven de igual manera, pues tienen intereses que defender, objetivos que lograr, estrategias que utilizar.  Y pareciera que a veces en su mundo real los seres reales tuvieran como leit motiv los conflictos y subconflictos en cualquier matiz ¿Será una casualidad la similitud y analogía con el mundo de la ficción?».

Husbands & Wives (Maridos y esposas, 1992) se presentará el martes 19 y el viernes 22. Antonio Sánchez-Marrón puntualiza: «Maridos y esposas es una fantástica comedia dramática interpretada por Woody Allen, Mia Farrow (que se hace inseparable), Sydney Pollack, Judy Davis, Juliette Lewis y Liam Neeson. Con este reparto, el director teje una maravillosa y absorbente historia acerca de las relaciones de pareja, el matrimonio, los divorcios y las aventuras o affaires que surgen cuando las relaciones no salen todo lo bien que se desearía. (…)
Woody Allen recoge esta sensación humana y la plasma de manera magistral en Maridos y esposas. Muchas veces, este sentimiento se transforma en pelea y en un conflicto donde la fuerza física, desgraciadamente, siempre tiene la última palabra. Las parejas se pelean. Algunas saben encontrar la manera de perdonarse y seguir hacia delante. Otras jamás se plantean la convivencia y la separación y divorcio se hace efectivo.
Un guión magnífico, a la altura de las mejores cintas del director, a las que sumamos las fantásticas interpretaciones de los cuatro actores encargados de ilustrarnos la vida en pareja. (…)
Como conclusión, pedirle a todos los admiradores del cine del neoyorquino que vean esta película, por primera, segunda, tercera o cuarta vez. Que no se canse de contemplar, mientras hacemos de llamativos voyeurs, a dos matrimonios asediados por las dudas tras saber que uno de ellos tiene intención de divorciarse. Que nos identifiquemos con ellos y nos interroguemos a nosotros mismos sobre nuestra condición de "pareja de"».

Manhattan (1979) se podrá ver el miércoles 20 y el jueves 21. Óscar Bartolomé Poy señala: «Manhattan fue el primer filme de Woody Allen rodado en blanco y negro y en formato Panavisión, y en él se aprecia un prurito esteticista al que es poco dado su autor. El excelente trabajo del director de fotografía Gordon Willis se nota en los encuadres medidos, en los planos sostenidos, en el fuera de campo, en los claroscuros, incluso en esa neblina que envuelve la ciudad y que le confiere un aura entre mágica y mefítica. Secuencias como la del Planetarium, la del puente de Brooklyn o la del paseo en calesa nos brindan la oportunidad de contemplar la faceta más desconocida del director de Match Point.
Maestro de la tragicomedia, género en el que Manhattan representa su mayor cota artística, Woody Allen vivió a finales de los setenta, coincidiendo con su romance con Diane Keaton, una etapa de gloriosa efervescencia creativa. Sabedor de que su vocación como cómico de night club podía encasillarle y cerrarle las puertas a un tipo de cine más ambicioso, en esta época empezó a combinar la comedia con el drama, dando como resultado Interiores y Annie Hall, su primera obra maestra. (…)
Si algo me gusta de la filmografía de Woody Allen es que se trata de una defensa enconada de la sensibilidad frente a la inteligencia. Eso se percibe en Manhattan mejor que en ninguna otra de sus películas. Durante la secuencia del Planetarium, Isaac Davis, hilvanando un discurso lúcido y brillante, musita mientras Mary le escucha:
Nada que valga la pena puede ser asimilado por la mente. Tiene que entrar por una abertura diferente, y disculpa lo vulgar de la imagen. Siempre he pensado que el cerebro es el más sobrevalorado de todos los órganos”».

El ingreso para cada función es de Bs 25.


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miércoles, 6 de junio de 2012

Esse Brasil musical



Tres documentales y una película de ficción son la propuesta para este mes en los Miércoles de cine brasileño en la Cinemateca Boliviana. La intención es rescatar la musicalidad del vecino país, para lo cual se la aprecia con sus mejores exponentes o desde el lado del humor.

Hoy 6 de junio se presenta Os Desafinados, dirigida por Walter Lima Jr. en 2008. La sinopsis incluida en el folleto del ciclo dice: “Década del 60. Joaquim (Rodrigo Santoro), Dico (Selton Mello), Davi (Angelo Paes Leme) y PC (André Moraes) son jóvenes músicos y compositores, que viajan a Nueva York en busca de éxito. Allá forman un grupo llamado ‘Os Desafinados’, e integran el movimiento que lanzó el bossa nova”.

El 13 se proyectará Chico Buarque – Vai Passar, documental de 2005 dirigido por Roberto de Oliveira. “Serie retrospectiva de la obra de Chico Buarque, que aborda su papel de cronista de las esperanzas políticas de su tiempo. La película está centrada en el tiempo que Chico Buarque pasó en Roma, ciudad de la cual guarda recuerdos ambiguos. Por un lado, muestra su fascinación por la ciudad; por otro, muestra los recuerdos tristes del exilio”.

Para el 20 se prevé Chico Buarque – Os anos dourados, realizada asimismo en 2005 por Roberto de Oliveira. “Testimonio emotivo de Chico Buarque sobre Tom Jobim, su amigo y socio de canciones como Retrato em preto e branco, Sabiá, Anos dourados y Eu te amo. El escenario escogidso para hablar de la amistad fue el Jardín Botánico de Río de Janeiro, que Tom Jobim frecuentaba asiduamente. Los dos artistas aparecen ensayando juntos, cantando en casa, presentándose en shows y conversando sobre varios asuntos: el rock and roll, la crítica, los generales, los eclipses de luna, las palabras y su etimología. Según Chico, Tom Jobim fue responsable por el despertar de su vocación musical”.

Simonal – Ninguém sabe o duro que eu dei, realizada por Cláudio Manoel, Micael Langer y Calvito Leal en 2009, cierra la muestra de este sexto mes el 27. “La trayectoria del ex cabo del ejército Wilson Simonal, que se convirtió en cantante de gran éxito en los años 60. Lanzado por Carlos Imperial, Simonal vendió millones de discos y llenó estadios en sus shows hasta que fue condenado al ostracismo por una acusación de ser informante de la dictadura militar, a la que negó”.
Todas las funciones son gratuitas y se inician a las 17:30 y 19:30 en la Cinemateca Boliviana.

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